Estamos convencidos que el Señor es el dueño de la tierra y todo lo que hay y que no necesita nada de nosotros (Sal 24); sin embargo, Él en su sabiduría ha prescrito usar nuestros esfuerzos y recursos para la expansión de su obra (2 Cor 9:7). Así qué, estamos muy agradecidos de que usted haya decidido unirse a nosotros en este propósito. El Señor le recompensa.